Los planteles escolares también forman parte de los espacios donde las mujeres enfrentan violencia de género. En Puebla, tres de cada 10 mujeres de 15 años en adelante han sido víctimas de violencia y acoso en la escuela, de acuerdo con el censo de 2021 “Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares” del Inegi.
La misma fuente, que es la más actualizada, señala que la principal agresión es la física (18 por ciento de los casos), seguida de la psicológica (17 por ciento). En cambio, la verbal fue de menor proporción (15 por ciento).
Además, el 43.4 por ciento de las mujeres de 15 años y más que experimentaron violencia en las aulas educativas a nivel nacional fueron en primer lugar compañeros varones. Los profesores fueron los segundos agresores con un 16.8 por ciento y las compañeras reportaron el 13.6 por ciento.
En el marco del 25N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, Zavine Magadán Pérez, activista y vocera de REDefine Puebla, advirtió que estos números solo muestran una parte del problema en las aulas. Desde su perspectiva, la ausencia de diagnósticos integrales elaborados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) impide conocer la dimensión real de las agresiones dentro de los planteles.
Para la especialista, la persistencia de agresiones dentro de las aulas, en donde los estudiantes pasan la mayor parte de su día, se debe a que no existe prevención desde temprana edad, punto importante del desarrollo de las personas. Consideró que la información impresa en los libros de texto no resulta suficiente para prevenir este tipo de agresiones.
Ante esto, consideró que se debe brindar educación integral en sexualidad, contenidos sobre consentimiento, límites y habilidades socioemocionales. Para lograrlo, dijo que se debe invertir en capacitadores que conozcan de estos temas y no dejarlo como una tarea más a los docentes, ante la carga laboral a la que son sometidos.
“La mayoría de las escuelas no tiene personal capacitado. La responsabilidad recae en docentes rebasados, sin formación en atención a la violencia y con cargas laborales que no les permiten asumir estas tareas”, afirmó.
También indicó que una de las razones por las que los principales agresores sean los propios compañeros y después los docentes se debe a la falta de educación sobre masculinidades dignas, pues la mayoría de infantes y adolescentes replican violencias que viven en su entorno familiar.
Respecto a los docentes, la especialista subrayó que las escuelas no cuentan con mecanismos adecuados para atender este tipo de casos; incluso dijo que la falta de un informe sobre los maestros que tienen señalamientos por agresión promueve que sean reasignados a otros planteles, por lo que la conducta se puede replicar.
Acciones urgentes para garantizar seguridad en las escuelas
Desde su perspectiva, es urgente que la autoridad en materia de educación enfoque sus esfuerzos y recursos a este tema, toda vez que la violencia en los entornos escolares tiene efectos profundos.
La vocera de REDefine insistió en que la SEP debe hacer un compromiso real con la atención de este fenómeno en crecimiento, pues reforzó la idea de que los docentes no reciben capacitación por personal adecuado ni frecuente, lo que impide su correcta atención.
Finalmente, insistió en que la dependencia en materia de educación debe asignar financiamiento a la atención para prevenir el acoso escolar y para capacitaciones reales, no solo campañas para avanzar en la erradicación de la violencia en las aulas.
