Mtra. Arq. Blanca Vila Cortell. Directora de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Anáhuac Puebla
Cada año, el mundo de la arquitectura centra su atención en el Premio Pritzker, el reconocimiento más prestigioso en nuestra disciplina. Desde 1979, la fundación Hyatt anuncia el ganador o ganadores. Más allá de quien será el que se llevará el galardón conocido como el “Nobel” de la arquitectura, lo verdaderamente trascendente es el impacto social de su obra.
La arquitectura no es solo una expresión estética, sino una herramienta para mejorar la calidad de vida y responder a los desafíos contemporáneos. Desde la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Universidad Anáhuac Puebla, nuestro compromiso es formar líderes de acción positiva, profesionales que entienden su labor como una contribución al bienestar colectivo.
El Premio Pritzker ha reconocido a arquitectos y arquitectas cuyo trabajo aborda problemáticas clave como la vivienda social, la resiliencia ante el cambio climático, la preservación cultural y la regeneración urbana.
Ejemplos recientes han demostrado que la excelencia en arquitectura no radica únicamente en la monumentalidad, sino en la capacidad de diseñar soluciones funcionales y sostenibles.
Arquitectos como Francis Kéré, premiado en 2022, han demostrado cómo la arquitectura puede transformar comunidades mediante el uso de materiales locales y técnicas tradicionales para crear edificaciones sostenibles y accesibles. De igual manera, Alejandro Aravena, galardonado en 2016, ha desarrollado proyectos de vivienda social progresiva que permiten a las comunidades participar activamente en la construcción y expansión de sus propios hogares. También destaca Anne Lacaton, quien junto con Jean-Philippe Vassal fue premiada en 2021 por su enfoque en la reutilización y mejora de edificaciones existentes, priorizando el bienestar de los habitantes y la sostenibilidad en sus proyectos de vivienda social.
Estos arquitectos han impulsado proyectos que generen un impacto positivo mediante la creación de espacios inclusivos y el uso de materiales y técnicas responsables con el medio ambiente.
En la Universidad Anáhuac Puebla, nos enorgullece formar líderes que, al igual que los laureados con el Premio Pritzker, utilizan la arquitectura como medio para generar un impacto tangible en la sociedad. Nuestra institución ha sido testigo de logros notables por parte de nuestros estudiantes y académicos. Ejemplo de ello, es la primera generación de egresados de la Licenciatura en Arquitectura ha demostrado un desempeño académico sobresaliente y un compromiso constante, sirviendo como inspiración para toda la comunidad universitaria.
Además, nuestros estudiantes y docentes han sido reconocidos en concursos de diseño a nivel nacional. Recientemente un equipo de estudiantes y una docente de arquitectura de la Anáhuac Puebla obtuvo el segundo lugar en el IV Premio Nacional de Arquitectura. El proyecto presentado fue el Taller de Rehabilitación Urbana «Laguna de San Baltazar, reflejando la calidad y el talento que se cultivan en nuestras aulas. Además, docentes de Arquitectura de la Anáhuac Puebla fueron ganadores en el Concurso Internacional "Design Educates Awards 2022″galardones que anualmente reconocen los mejores proyectos que dan respuesta a contextos sociales y medioambientales complejos a través de propuestas de gran valor educativo.
Para nuestros estudiantes de arquitectura, el Pritzker debe ser una referencia de cómo la arquitectura puede generar un impacto positivo. Analizar las obras y el pensamiento de quienes han sido reconocidos con este premio permite ampliar la mirada y comprender que la relevancia de un arquitecto se mide no solo por su obra, sino por su contribución al entorno y a la sociedad.
La arquitectura es una disciplina con el potencial de transformar realidades. Que este premio nos recuerde que nuestra labor va más allá del diseño, siendo una oportunidad para construir un futuro mejor para todos. Es momento de que nuestros estudiantes de la Universidad Anáhuac Puebla, en especial los de arquitectura, junto con docentes y profesionales, asuman el reto de hacer de la arquitectura una herramienta de cambio, buscando siempre soluciones innovadoras y responsables que respondan a las necesidades de nuestra sociedad.
Cada proyecto es una oportunidad para impactar vidas, y cada arquitecto tiene en sus manos la posibilidad de hacer una diferencia significativa en el mundo.