– El gobierno de Alejandro Armenta impulsa un modelo integral de atención que dignifica a las personas mayores, con salud, deporte, cultura y comunidad.
CIUDAD DE PUEBLA, Pue.- En el corazón de Puebla, sobre la 11 Norte número 1810, se encuentra un lugar que ha transformado la vida de cientos de adultos mayores: la Casa del Abue. Más que una estancia, este centro se ha convertido en un refugio de dignidad, salud, esperanza y cuidados, gracias al compromiso del gobernador Alejandro Armenta, quien como director del DIF Estatal, sembró la semilla de este proyecto.
Durante la reinauguración del recinto, el pasado 14 de febrero el mandatario poblano recordó que hace 19 años surgió la idea de crear un espacio que conjugara asistencia, beneficio, unidad y esperanza, conceptos que hoy forman el acrónimo (ABUE), desde entonces, el objetivo ha sido claro, ofrecer un entorno cercano y seguro para quienes muchas veces enfrentan abandono o soledad en la tercera edad.
La Casa del Abue brinda atención médica especializada en áreas clave como geriatría, ortopedia, oftalmología, nutrición, psiquiatría, fisiatría, podología, psicología, trabajo social y más. Además, cuenta con sala de curaciones y terapias que fortalecen el bienestar físico y emocional de sus usuarios.
Pero la atención no solo es médica, el enfoque integral de este centro incluye actividad física, con programas como aquaerobics, tai chi, yoga, danzón, cachibol, natación y pilates. También se promueven talleres de alfabetización, computación, corte y confección, canto, teatro, pintura, manualidades, repostería, carpintería, inglés, y hasta reparación de electrodomésticos.
Marisol Navarrete, usuaria originaria de Prados Agua Azul, cuenta con entusiasmo cómo encontró en la Casa del Abue una nueva razón para levantarse cada mañana. “Cuando vi las canchas y a los compañeros haciendo deporte dije: de aquí soy. Se lo recomiendo a todos. Aquí uno se siente útil otra vez”, afirma con una sonrisa.
Armando Federico Boleaga, exchofer, llegó al recinto con dificultades de movilidad. Hoy es entrenador de cachibol y participante activo en baile y yoga. “Desde que vine por primera vez no me he ido. Aquí recuperé mi cuerpo y mi ánimo”, asegura.
La instructora Blanca Moreno Tenorio también es testimonio vivo de transformación. Llegó por una lesión de rodilla y ahora imparte clases de armonía y ritmo. “Pensé que esto era para venir a sentarse. Pero no, aquí venimos a vivir”, comenta mientras organiza una coreografía para un evento festivo.
El gobierno estatal, a través de esta iniciativa, apuesta por un modelo que refuerza el tejido social y protege a las personas mayores con dignidad, inclusión y oportunidades. Alejandro Armenta ha reiterado su intención de abrir más Casas del Abue en el estado, al reconocer la creciente demanda y el impacto positivo que tienen estos espacios en la salud física y emocional de sus beneficiarios.
La Casa del Abue no es solo un lugar. Es una comunidad. Es un segundo hogar. Es la prueba de que en Puebla, el envejecimiento puede ser sinónimo de plenitud.